Recuerdo con nostalgia y un poco de romanticismo la época en la que tomar fotos era una tarea preparada y consciente, que generaba ilusión y expectativa. Buscar dónde comprar un rollo, tener sólo derecho a tomar 24 o en el mejor de los casos 36 fotos, estudiar detalladamente a lo que se le iba a disparar, preparar el mejor ángulo o la mejor pose, y esperar a tener tiempo para mandar revelar, hasta finalemte poder tener ansiosamente ese sobre de papel en la mano y empezar a sacar fotos una a una con sorpresa o con decepción. Ni hablar de la emoción que nos produjo a todos el "revelado en 1 hora". Y si se estaba de viaje, ahorre rollo, porque no se sabe dónde vendan más película.
Asistimos a una época en donde los flashes recurrentes, ya no son más propiedad de las celebridades. A todos nos ha pasado que estamos de rumba o en un restaurante y de pronto empiezan a aparecer flashes de la nada, como si en la mesa de al lado estuviera un Tom Cruise criollo, con paparazzis disfrazados de meseros. ¿En cuántas fotos de desconocidos habremos aparecido montones de veces por puro accidente? El otro día encontré unas fotos mías en mi celular, posando afectuosamente, tal vez producto de unos tragos de más, con un grupo de desconocidos en una rumba en Armando Records. ¿O que tal ahora que los sitios más absurdos como los centros comerciales, parecen locaciones exquisitas de turistas y desocupados? A mi me ha pasado muchas veces que tengo que parar de caminar, porque me doy cuenta que si paso, me meto en la obturación de un familia entera, posando para una cucaracha gigante o para una baranda dorada del centro comercial Andino.
¿Qué pasará con todas esas miles o millones fotos que se toman diariamente en todo el mundo? Algunas pasarán a Facebook o a Flickr me imagino, pero asumo que la mayoría se quedan encerradas en discos duros o memorias portátiles como baúles digitales de recuerdos. Hace poco yo tuve que comparar un disco duro externo para guardar montones de fotos que ya estaban acabando la potencia y capacidad de mi computador personal. Me gustaría conocer las cifras de las personas que imprimen o por lo menos vuelven a ver las fotos que toman. ¿Cuál será el número de personas que baja las fotos que toma con el celular al papel, o por lo menos al computador? ¿Usted alguna vez lo ha hecho?
Lo mejor para hacer esta observación y esta reflexión son los viajes. Es que parece que las cámaras fueran una extensión más del cuerpo y como si la visión o la memoria ya no fueran suficientes por sí solas. Como si necesitáramos de un lente por encima de los ojos para garantizar que sí fuimos. Para probar que sí estuvimos ahí y que sí lo vimos. Me aterran esos personajes que nos se despegan ni un segundo del visor, como haciendo un registro angustioso de todo lo que hay. ¿Será que nos se dan cuanta que la vida es más bonita sin una lente por delante? Me pregunto si muchas de esas personas realmente aprovechan el viaje o si su preocupación frenética por que la cámara no se pierda nada, nos los deja apreciar lo que tienen en frente. Y es que es hasta divertido ver cómo la gente le dispara a todo: a lo histórico, al arte, al ícono, a lo curioso, a lo feo, a lo bonito, a la mesa, al cubierto, al andén, al charco, al bombillo. Una vez me llamó la atención un gran grupo de turistas, que en vez de tomarle fotos al monumental templo griego que tenían en frente, le tomab
Pero lo que me pareció más curioso y hasta divertido, es que la única vez que he estado en el Louvre, hace ya casi dos años, parecía que la Monalisa no era importante si uno no salía en la foto con ella. Igualito que ir a Disney y obligatoriamente tener que tomarse una foto abrazando a Mickey Mouse.
2 comentarios:
Estoy de acuerdo contigo, lastimosamente en la actualidad hemos cambiado mucho nuestra manera de ver las cosas y también nuestras propias acciones. Y me pregunto mucho cuando veo la cantidad de gigas en fotografías acumuladas... al final que hago con todo eso?. Compartimos algo en las redes sociales o en los blogs de fotografías, pero al final seguimos llenándonos de información, esta es la era de guardar y guardar bytes de fotos, música, archivos y cualquier clase de tonterías. De nuestros abuelos heredábamos baúles llenos de cosas con valor, sentimientos y cargado de recuerdos. Cuando tengamos que heredar algo a nuestros hijos, que dejamos?.. un disco duro!!. Patético, frío e insensible. Como extraño los albums de fotos...
está mal que la gente tenga ansiedad de recordar donde estuvo? y que hizo? a mi me parece que la fotografía digital permite vivir en un mundo más rápido en que las fotografías son ilimitadas. Así me gusta más. :D
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